domingo, 8 de marzo de 2020

tercer capítulo de Susan Sontag, sobre la fotografía

El capítulo empieza hablando sobre surrealismo y de la relación de la fotografía con el mismo, dice que el surrealismo es inherente a la fotografía y que la fotografía no depende en exceso de la intención del fotógrafo sino más bien de la conexión entre el fotógrafo y tema, después de esto dice algo así como que la fotografía no puede estar del todo errada.
habla de que la fotografía es mucho más surrealista con el paso del tiempo ya que, lo que le das el surrealismo es el mensaje del tiempo pasado y sus alusiones a la clase social.
El surrealismo es burgués y retrata siempre los misterios que no perciben los burgueses.
Dice que la realidad es una presa exótica, que las fotografías son un medio para pasar como turista por la realidad de otras personas.
Dice ahora que lo que convierte la fotografía en surrealista es la distancia que plantea la foto desde la clase media, esto implica que la clase baja y la clase alta son igual de surrealistas para la clase media.
En la siguiente parte separa la fotografía moralista y científica, la científica cataloga y tiene cierta neutralidad, la moralista retrata hechos específicos.
Llega a un punto en el que habla de cómo se empieza a manipular la fotografía intentando crear los escenarios que se van a registrar y de como la fotografía empieza a funcionar como una apropiación de los sitios y un registro que como todo va siendo reemplazado por lo nuevo, empieza a tomar un aire nostálgico y retratar las heridas del tiempo se convierte en algo importante. La fotografía permite tener un museo portátil de reliquias.

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